6:12 | Autor Iglesia Hogar

1812 – 201218 de Mayo
BICENTENARIO DEL NACIMIENTO DEL PADRE COLL

«...Francisco Coll llegaba al corazón de los demás porque trasmitía lo que él mismo vivía con pasión en su interior, lo que ardía en su corazón: el amor de Cristo, su entrega a Él. Para que la semilla de la Palabra de Dios encontrara buena tierra, Francisco fundó la congregación de las Hermanas Dominicas de la Anunciata, con el fin de dar una educación integral a niños y jóvenes, de modo que pudieran ir descubriendo la riqueza insondable que es Cristo, ese amigo fiel que nunca nos abandona ni se cansa de estar a nuestro lado, animando nuestra esperanza con su Palabra de vida...»
Palabras de Benedicto XVI el día de su canonización.

Dijo Juan Pablo II
Francisco Coll fue “un transmisor de fe, sembrador de esperanza, predicador de amor, de paz,  de reconciliación, entre quienes las pasiones las guerra y el odio mantiene divididos”

ORACION
Señor, tú que hiciste a u siervo, San Francisco Coll, infatigable apóstol del Evangelio y el rosario enriqueciéndole con las virtudes y las cruces de las almas grandes, concédenos por su intercesión esta gracia que te pedimos.
Haznos imitar los gestos y las obras de su vida, y danos fortaleza para vivir con ánimo sereno las alegrías y pruebas de nuestra vida cristiana

Su actividad evangelizadora incluía una gran entrega al sacramento de la Reconciliación, un énfasis destacado en la Eucaristía y una insistencia constante en la oración:La actividad apostólica misionera le hizo sentir la necesidad de evangelización permanente. 

«..."¡Oh Rosario! Tu eres un libro, breve si, pero que enseña lo más santo y lo más sagrado de nuestra Religión, tu eres un arca que ocultas un tesoro riquísimo digno de que todos los hombres lo busquen con gran ansia, tú ere un regalo del Cielo que nos descubres los elementos de la Religión, los principios, los motivos, y la práctica de todas las virtudes, tú nos enciendes en caridad, y amor hacia aquel dios que tanto se dignó hacer y padecer por nosotros: Tu despiertas a los somnolientos, caldeas a los tibios, empujas a los perezosos, sostienes a los justos, conviertes a los pecadores, reduces o confundes a los herejes, espantas al demonio, haces temblar al infierno o, por decirlo mejor, eres una devoción que incluyes y contienes todas las demás devociones"...»
Ardiente propagador del Rosario, así predicaba en Moiá.
«...Anunciar el nombre de Jesucristo Salvador; predicando la verdadera doctrina, en los poblados grandes y pequeños, con la palabra y el ejemplo...»
Misión que a las Terciarias Dominicas de la Anunciata les confiaba.
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